¡Pues sí, emborrachaos!
Este post lo voy a empezar con un poema de uno de mis irreverentes favoritos: Charles Baudelaire (1821- 1867, poeta francés demente y bohemio ) "Hay que estar siempre borracho, es la única cuestión. Para no sentir el horrible fardo del tiempo que rompe vuestra espalda y os doblega hacia la tierra, debéis emborracharos sin tregua.Pero ¿de qué? De vino, de poesía, o de virtud, a vuestro antojo, pero emborrachaos!Y si, alguna vez, sobre los escalones de un palacio, sobre la vede hierba de un foso, os despertáis, y la borrachera ha disminuido o desaparecido, preguntad al viento, a la ola, a la estrella, al pájaro, al reloj; a todo lo que huye, a todo lo que gime, a todo lo que rueda, a todo lo que canta, a todo lo que habla, preguntad que hora es. Y el viento, la ola, la estrella, el pájaro, el reloj, os responderán, es hora de emborracharse; para no ser los esclavos martirizados del tiempo, emborrachaos, emborrachaos sin cesar de vino, de poesía, de virtud, a vuestro antojo!
Hay que estar bien borracho entonces, pero de poesia y virtud.. y a veces de vino! En mi caso, ya soy un poeta y algo virtuoso (sin modestia al menos). Hablaré entonces del vino.
Sí, del vino. Del fruto de la vid. Me gusta el vino. Me fascina como me emborracha dulce y tiernamente. Lentamente. Si lo juntas con una buena comida y gente agradable tienes una buena herramienta para disfrutar buenos momentos. Y es el vino frío, con frutas y en sangría, la bebida deliciosa que ha presenciado mis mejores recuerdos. ¡Nada como escribir con vino! Las frases surgen a torrentes, impetuosas, apasionadas, sinceras.
¡Nada como sincerarse con unas copas! ¡Que rico el vino! Ojo. No estoy escribiendo una apología al alcoholismo, claro que no!
No se necesita el vino para escribir buena poesía. Ni para actuar con virtud. Les explicaré con pausa, saboreando las palabras para que no haya malos entendidos.
El poema de Baudelaire simplemente nos dice que hay q vivir de otro modo. Hace una comparación con el emborracharse con vino. Y el vino es una bebida super estimulante, que lógicamente altera todos tus sentidos y por ende tus actitudes.
¡Pero fijémonos qué tan alterados nos aconseja estar Baudelaire!
Nos dice que dialoguemos con el viento, con las olas, las estrellas, los pájaros. ¿Qué tan alterado hay que estar para hacer un alto a las tareas cotidianas y parar el reloj para apreciar los detalles y la belleza de cosas tan sencillas y profundas como el viento, las olas, las estrellas? Hacer silencio para oir a un pájaro es una de las cosas más profundas y relajantes!
En un mundo tan estresante, casi nadie dice lo que se siente, como haría un borracho.
O entregarse de lleno, sin medida ni verguenza, como un borracho.
Sin que te importe el paso del tiempo, ni la rutina, ni la tristeza.
Con la alegría de un borrachín!
Está claro, verdad?
Es tiempo de emborracharse de poesía y virtud, y a veces con un poquito de vino. Salir de la rutina de la vida diaria y ver las cosas de otro modo. Y como diría el siempre irreverente Baudelaire, a vuestro antojo!
Salud! (hic)
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